Cada 11 de febrero, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia 2025 nos invita a reflexionar sobre el papel fundamental de las mujeres en el desarrollo del conocimiento. A lo largo de la historia, las científicas han contribuido a descubrimientos esenciales, muchas veces en condiciones adversas y sin el reconocimiento merecido.
2025 marca el 10º aniversario del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y el 30º aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Dos grandes hitos en el esfuerzo mundial por promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
Desde Hipatia de Alejandría en la antigüedad hasta figuras como Marie Curie, Lise Meitner o Rosalind Franklin, las mujeres han sido clave en la construcción del conocimiento científico. Sin embargo, sus aportes han sido históricamente invisibilizados o atribuidos a colegas masculinos. La historia de la ciencia no solo debe rescatar estos nombres, sino también analizar los contextos que dificultaron su participación.
En la actualidad, aunque la presencia femenina en la ciencia ha crecido, persisten brechas de género en el acceso a posiciones de liderazgo y en el reconocimiento académico. El estudio de la historia de la ciencia nos permite comprender estos desafíos y proponer estrategias para un futuro más equitativo.
El papel de la comunicación y la divulgación científica es crucial en este proceso. Destacar el trabajo de las mujeres en la ciencia no solo es una cuestión de justicia histórica, sino también una inspiración para las nuevas generaciones. La historia nos muestra que el talento no tiene género; solo debemos asegurarnos de que las oportunidades tampoco lo tengan.